En medio de la cotidianidad apacible de su vida, Valeria Celeste Holguín, una joven estudiante de último año en la I.E Villa del Socorro, descubrió que a veces, la tranquilidad puede ser un escenario perfecto para el cambio y el crecimiento. Valeria, una joven de espíritu inquieto y con una curiosidad insaciable por la vida, ha encontrado en el proyecto Juventudes Tejedoras un catalizador para su transformación personal. Con su cabello negro y sus ojos llenos de chispa, Valeria irradia una energía que despierta la curiosidad de quienes la conocen. A primera vista, podría parecer que lleva una vida tranquila, pero bajo esa aparente serenidad se encuentra una mente ávida de experiencias y conocimiento. Actualmente, trabaja como niñera los fines de semana, donde cuida con cariño a los más pequeños mientras les cuenta historias que despiertan su imaginación.
Los pasatiempos de Valeria son una ventana a su alma creativa. El patinaje le permite sentir la libertad mientras desliza sus ruedas sobre el pavimento, mientras que su amor por la fotografía le permite capturar momentos efímeros y convertirlos en recuerdos eternos. La cocina es su lienzo, donde mezcla sabores y aromas para crear platos que deleitan los sentidos. Además, su fascinación por la astrología la lleva a explorar los misterios del cosmos y a entender cómo los astros influyen en nuestras vidas.
Fue a través de Juventudes Tejedoras que Valeria comenzó a cuestionar su propia vida y perspectivas. Este proyecto, diseñado para empoderar a jóvenes y brindarles herramientas para el crecimiento personal, le planteó interrogantes sobre su propia tranquilidad. Se dio cuenta de que la calma, aunque valiosa, no debe ser sinónimo de estancamiento. A veces, es necesario salir de la zona de confort para descubrir nuevas oportunidades y desafíos.
Uno de los aspectos más impactantes de su participación en Juventudes Tejedoras fue la reflexión sobre su proyecto de vida. Valeria comenzó a trazar metas claras a corto, mediano y largo plazo. Esta nueva perspectiva le permitió visualizar un futuro brillante y lleno de posibilidades. Se dio cuenta de que tenía un talento especial para la cocina y decidió inscribirse en el curso corto que ofrecía el proyecto. Durante este tiempo de estudio, descubrió su pasión por crear platos exquisitos y la satisfacción de ver cómo la comida podía unir a las personas y despertar emociones.
El futuro de Valeria se ilumina con el deseo de estudiar secretariado comercial, una elección que le permitirá entrar al mundo laboral y trabajar en la misma empresa donde algunos miembros de su familia ya están empleados. Este sueño no solo es un camino hacia la independencia financiera, sino también una forma de contribuir al bienestar de su familia y honrar las tradiciones que valora profundamente.
Valeria reconoce que su paso por Juventudes Tejedoras ha sentado las bases sólidas para cumplir sus metas a largo plazo. Se ve graduándose en su carrera, ayudando a su familia y alcanzando cada uno de los sueños que ha tenido desde que era una niña. Ha aprendido que la tranquilidad puede ser un espacio fértil para el crecimiento personal y que, con el apoyo adecuado y la determinación, los sueños pueden ser tejidos con hilos de esperanza y convertirse en una realidad vibrante y emocionante.
En cada paso que da, Valeria Celeste Holguín es un testimonio viviente de la transformación que puede ocurrir cuando se cuestiona el status quo y se abrazan las oportunidades que se presentan. Su vida tranquila se ha convertido en un viaje de autodescubrimiento y crecimiento, y Juventudes Tejedoras ha sido el hilo conductor que la ha llevado hacia un futuro lleno de promesas y éxitos. Valeria ha aprendido que, a veces, la vida más plena y emocionante se encuentra fuera de la zona de confort, esperando ser descubierta por aquellos que se atreven a soñar en grande.