Sociedad abstracta... Pensamiento abstracto

La sociedad actual genera un montón de preguntas que ponen a pensar a nuestros jóvenes sobre su futuro.

 

¿Cómo empezar a conocerme y conocer la realidad, además adaptarme a la sociedad de prejuicios?...

Una pregunta nada fácil de responder, aún cuando veo todo lo que acontece en mi entorno y no lo puedo entender. Ahí, justamente cuando las cosas pueden ir marchando bien, cuestiono y pienso sobre la rara sociedad en la que habito y me digo:

¿Cómo hablar del valor y el respeto hacia la mujer, si muchos de los que reclamamos respeto, no nos respetamos a nosotros mismos y permitimos expresiones en algunas canciones, por ejemplo, que insultan a grito herido al género femenino?

¿Cómo hablamos de equidad de género, sabiendo que la misma sociedad machista nos presenta una supuesta superioridad de los hombres sobre las mujeres, manifestado en guerras aparentemente diplomáticas entre ambos géneros; en las que algunos hombres parecen demostrar su hombría con su fuerza y algunas mujeres se estigmatizan y siguen estereotipos de “mujer perfecta”, renunciando a ser ellas mismas por vanidad?

¿Cómo decimos que los jóvenes son el futuro de la sociedad… sabiendo que en muchos contextos sociopolíticos somos excluidos y chocamos contra límites “invisibles”, negándonos las oportunidades de sobresalir y mostrarle al mundo nuestras habilidades, cualidades y talentos; ya que sólo por el hecho de ser jóvenes, nos señalan por ser inexpertos, vagos e incapaces de llevar responsabilidades?

Si es así, entonces ¿Qué futuro estamos construyendo para nuestras ciudades, países y continentes?

¿Cómo hablamos de igualdad de derechos… cuando nos quieren hacer marionetas de normas impuestas por una sociedad enferma por la corrupción, al interior de un pueblo esperanzado en encontrar luces de verdad, donde el derecho fundamental: la Vida, es uno de los más vulnerados, al priorizar el bienestar económico de unos sobre otros?

¿Cómo nos quejamos de los políticos de la Nación… si no hacemos nada por cambiar y permitimos que una minoría decida por todos al no participar, al no ejercer nuestros derechos y deberes ciudadanos, al no conocer nuestra historia, haciendo parte de eventos musicales y deportivos masivos, pero no en la elección de nuestros gobernantes?

¿Expresiones culturales o guerras artísticas y deportivas? Ni la música ni el deporte se salvan de prejuicios sociales, puesto que las clasificaciones y estigmatizaciones nos influencian de tal manera que terminan imponiendo modas y creando patéticas divisiones, diluyendo el tiempo necesario para descubrir la realidad y los sueños en el verdadero arte y deporte, en un predecible desfile de fanatismos que no incluyen nuevas expresiones auténticas ni de nuestras tradiciones culturales.

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