Un día como cualquier otro, decidí levantarme temprano para salir a trotar un rato. Me bañé y me organicé, cogí mi celular, me puse los audífonos y empecé a escuchar la radio. Cuando empecé a trotar, en la radio alguien comentó: a las personas en silla de ruedas no deberían darles trabajo porque no pueden cumplir bien con sus funciones.
Bueno, al principio pensé que era lo justo, pero cuando vi a un señor bien vestido, con varias carpetas en la mano, que de repente se tropezó y se le cayeron todos los documentos, yo le iba a ayudar pero se me adelantó un señor en silla de ruedas que le ayudó a recoger todos los papeles e incluso a llevarlos porque iban para la misma empresa; además noté que el señor en silla de ruedas llevaba un portátil en el que iba escribiendo mientras hablaba con el otro señor.
Ahí fue donde me detuve, tomé un poco de agua y me puse a pensar: Creo que las personas en silla de ruedas son iguales al resto, e incluso pueden ser mejores, ya que aprenden nuevas maneras de hacer las cosas y hasta se mueven más rápido en ocasiones!! Continué mi recorrido y en la radio hicieron otro comentario: las personas “ciegas” tienen poca capacidad para defenderse por sí mismas y son una carga; de nuevo pensé que era cierto, pero cuando vi una señora que hablaba con otra sobre su discapacidad visual mientras esperaba que cambiara el semáforo en la esquina, yo iba a ayudarla a pasar la calle, pero ella me detuvo y me dijo; “¿ay mijito, nos quieres matar? ¿No ves que el semáforo está en rojo todavía?” Me asombré, y después de que pasamos la calle le pregunté cómo sabía del semáforo y me respondió que “se aprende a ver con los oídos y con las manos” Me quedé en silencio, viendo cómo se alejaba con su bastón.
Decidí entonces llamar a la emisora de radio y expresé al aire mi opinión: No quiero sonar grosero, pero sus comentarios son unas bobadas que los dejan como ignorantes y muy poco solidarios, pues todas las personas somos iguales y diferentes, tenemos habilidades y limitaciones diferentes, así que les pido de corazón que no critiquen porque en cada uno hay valores y sueños.
Pensé que me iban a insultar o a colgar la llamada, pero después de un silencio… me felicitaron y me dijeron que era un experimento social para ver quién reaccionaba y que me había ganado unas boletas para un concierto de niños y adolescentes con diversas limitaciones, participantes en un grupo musical, al que fui con mi novia y ¡nos emocionamos y disfrutamos de lo lindo!!